Intervista a Gianni Vattimo, La Nacion
Jorge Mario Bergoglio, Papa Francesco |
Durante la sua visita in Argentina dell’anno scorso ci aveva spiegato che, secondo lei, una speranza di cambiamento andrebbe cercata in America Latina. L’elezione al soglio pontificio dell’Arcivescovo di Buenos Aires, Cardinale Jorge Bergoglio, successore di Benedetto XVI con il nome di Francesco, va in questa direzione?
Penso di sì,
anche se la speranza del cambiamento che può venire da Papa Francesco è
abbastanza vaga come quella che mi aspettavo e mi aspetto dall’America Latina
per l’Europa e il mondo: più un grande esempio che un fatto preciso. Come il
fatto che ci siano Lula,Chavez, Morales, non significa un cambio immediato
nella nostra politica europea, ma qualcosa che ha da fare con il clima
generale. Ora sappiamo che non c’è più solo il potere imperialistico nel mondo.
Così Papa Bergoglio: la Chiesa non è più soltanto il luogo del dogma, della
repressione sessuale, della ricchezza, e della corruzione bancaria romana; si
avvicina un po’ di più a ciò che abbiamo
sperato da Cristo: misericordia, vicinanza, anche tenerezza.
Che impatto può avere
nella Chiesa il messaggio che sembra proporre Francesco, caratterizzato da una
maggiore enfasi nella tutela dei poveri e nella funzione ecclesiastica come
missione?
Prima di
tutto, Francesco può far emergere più chiara e netta la fisionomia vera della
Chiesa, finora nascosta dalla volontà di potenza del papato. Per esempio,
riconciliare con il Vangelo i molti che sono tentati di abbandonarlo a causa
dello scandalo del potere ecclesiastico.
Gianni Vattimo |
Io ho sempre
pensato cha la salvezza del Cristianesimo consista nella sua capacità di secolarizzarsi,
andando per le strade come Gesù in Palestina. La teologia del quotidiano è
l’unica teologia possibile, il resto sono residui di metafisica greca troppo
vicina alle classi dominanti, che si credono in possesso della verità assoluta.
Che lettura dà dei
primi gesti del nuovo pontefice? E quali conseguenze potranno avere in questa
nuova epoca?
Proprio
questo mi pare voglia dire il papa con il suo nuovo stile francescano. Si
comporta in modo inaspettato e questo è ciò che rinfresca la memoria del Cristo
molto più che tante adunate oceaniche e tanti pellegrinaggi.
Francesco è un Papa
“missionario” con una grande formazione intellettuale. Quali sfide pensa che si
prospettino per gli intellettuali e i teorici (sia laici che religiosi) davanti
a quest’uomo, che incarna una teologia che sembrava aver abbandonato il cuore
umano?
La formazione
intellettuale del papa è pur sempre la formazione di un papa cattolico. Dunque
io non mi aspetto che cambi davvero la dottrina su molti punti essenziali.
Penso che proprio nel suo spirito francescano lascerà i teologi più liberi di
quanto fossero prima, spero anche i teologi
della liberazione. Non mi aspetto che approvi il profilattico o i
matrimoni gay ; spero però non ne parli
tanto, che liberi i fedeli dall’ossessione sessuofobica dei suoi recenti
predecessori. Il motto di Mao Tse Tung, “Che cento fiori fioriscano”, è in fondo un motto francescano.
Il Papa, di fronte ai
leader delle altre religioni, ha parlato di una Chiesa promotrice di amicizia,
affinché tutti insieme possiamo lavorare per la pace, instaurando una “visione
universale” che si contrapponga alla “visione dell’uomo che produce e consuma”.
Che ruolo hanno queste parole nel cambiamento di cui abbiamo parlato
all'inizio?
La salvezza cristiana, ma anche ogni possibile
salvezza religiosa dell’uomo, richiede una certa “riduzione” (io dico
indebolimento) dell’aggressività verso la natura e i beni del mondo. Credo che
Francesco non sarà un papa partigiano dello sviluppo a tutti i costi. Un papa della qualità della vita piuttosto che della quantità.
6 commenti:
¿Dónde está la raíz de la crisis de la Iglesia? No está en el Vaticano, ni en el Papa, ni en los cardenales, etc. Está la raíz en la teología. Detrás de estas instituciones y personas referentes, del clero y del dogma está la teología justificando todo eso.
¿Por qué el silencio de la Iglesia en cosas que nos va la vida (la crisis, por ejemplo)? ¿Por qué sólo hablar del preservativo, el aborto, los homosexuales, el celibato…? ¿Por qué ese silencio ante la crisis en España, en Italia, Alemania, Francia…? Sencillo: porque la Iglesia es también parte del Sistema que ha generado esta crisis. Es un silencio cómplice. Qué van/vamos a decir si son/somos cómplices, si somos parte de ella. Sobre la mesa se ponen situaciones de corrupción.
¿Qué teología hay detrás de esta conducta que legitima?
El enorme fracaso de la asignatura de religión habla por sí mismo: el 80% de los jóvenes han pasado por las clases de religión y el 80% son agnósticos o ateos. El problema es la teología que se da y envuelve las clases, no los profesores en sí. Si lo que se transmite no interesa, algo falla.
Como dice J. Mª Castillo y otros teólogos, hay dos maneras de hacer teología: la especulativa y la narrativa. La especulativa es teórica, como la de S. Pablo, que no conoció a Jesús de Nazaret, sino al resucitado. La segunda, la narrativa, no expone dogmas, sino que expone relatos, vivencias. Pero el problema es que históricamente la teología especulativa se ha puesto por encima de la narrativa. Parece que la gente, como rebaño, necesita dogmas, pautas. La especulativa toma como punto de partida lo divino, empezando la casa por el tejado, por lo más difícil, para explicar lo más cercano y sencillo, lo más humano. Desde lo divino esta teología pretende organizar lo humano, mientras que la teología narrativa va al revés: empieza por lo humano, por lo cotidiano. Pero quien lee los relatos lo interpreta o lee normalmente desde un sentido trascendente, desde lo divino, sea cual sea el pasaje y la simplicidad humana más vital . La teología histórica comienza siempre por lo humano, ese Jesús de Nazaret, pobre y sencillo, artesano. De ahí la sorpresa de la cita bíblica de Mc 6: ¿No es este el hijo de María y José…? Este dato es capital.
Hay que empezar por ahí, por el relato (el pequeño relato. Al gran relato ya le dimos carta de defunción), por lo histórico para ver qué consecuencias y exigencias se derivan para nuestras creencias. El sentido hermenéutico es inmanente. Nuestras creencias en lo divino pecan de un sentido fuerte de trascendencia, de distancia con lo naturalmente humano. Aquí tropezamos con un gran problema: cuando hablamos de Dios y lo divino, de lo sagrado, hablamos de manera trascendente, como decimos, e inevitablemente ponemos a Dios lejos del hombre, su realidad es de otro mundo, un mundo que no nos corresponde ni representa, incomunicable. Las religiones por ello no hablan de Dios sino de las representaciones de esa realidad última. 1 Jn 18: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El hijo único es quien nos lo ha dado a conocer”.
El Budismo y el cristianismo han visto esto con más claridad, pero el primero ha sido consecuente con su filosofía del karma, mientras el cristianismo pone a Jesús como el relato vivo, próximo. Pero este relato no es un macro-relato, si no, más bien débil, kenótico y caritativo, salvífico. Nos podemos preguntar: ¿Jesús es Dios? No es tanto que Jesús sea Dios como que Dios es Jesús. Es Jesús quien nos explica a Dios. Lo que podemos saber y decir de Dios lo encontramos en Jesús, en sus miradas, enseñanzas, preferencias…¿Todo esto a dónde nos lleva?
Esta teología narrativa es el gran relato de un gran conflicto: fue en primer lugar, lo que estamos celebrando estos días: el relato por la pasión, pero al preguntar cómo pudo ser aquello, se escribió de manera retrospectiva sobre la infancia, con ciertos datos más que dudosos. Un conflicto mortal que acabó con este Jesús de Nazaret con la peor muerte, la de la cruz.
continúo:
¿Conflicto de quién y con quién? De Jesús con los sacerdotes, con los representantes máximos de la religión, con los teólogos y observadores de la moral, fariseos, incluso con los mismos apóstoles.
Con un grupo no tuvo conflicto: con las mujeres, con los niños. Puede venirnos a nuestra mente aquella escena de la mujer que le pide que la cure y le responde (como Judío, porque Jesús no es un extraterrestre…) aquello de…“¡Señor, ayúdame!” Jesús le dijo: “No se debe echar a los perros el pan de los hijos”. La mujer contestó: “Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le dijo: “Mujer, ¡Que se cumpla tu deseo!” Y en aquel momento quedó curada su hija. (Mateo 15, 21-28). No fue Jesús quien cambió a la mujer sino la mujer a Jesús. Los evangelios son el relato del conflicto de Jesús con la religión. A latigazos limpios les dijo en la cara de los sacerdotes, teólogos que eran unos bandidos, que habían convertido las cosas de Dios en un negocio. Pero Jesús se dejaba tocar, cambiar e interpretar por los pequeños.
Hay que recuperar el relato, pero se invirtieron las cosas. Los dogmas, las verdades (algunas dificilísimas de explicar). La estructuración y organización teológica se hace en los siglos XI-XII básicamente. La iglesia sigue atascada en un pensamiento antiguo. Llevamos 800 años de retraso, una manera de explicar y expresar que se fundamenta en lo que se interpretaba hace ocho siglos.
Los escritos de Pablo se conocían antes de los Evangelios. La reforma protestante lo que quería era volver a los evangelios (aunque en algunas cuestiones se equivocó). La teología de la liberación ha querido lo mismo.
Relación con Francisco:
El Papa Francisco dijo en su primera presentación en la plaza de S. Pedro que le bendijeran a él y comentó aquello de “no le tengas miedo a la bondad y a la ternura”. Le solemos tener miedo, porque nos hacemos con los demás débiles, vulnerables. Tenemos miedo al Evangelio, porque te mete en problemas. A diferencia del dogma y las fórmulas de fe que se aceptan y, si no eres muy escrupuloso, te permiten llevar una doble vida o una conciencia tranquilizadora de cumplimiento (cumplo y miento), vivir relatando con nuestra vida la Buena noticia del de Nazaret te compromete en el aquí y ahora.
Los formulismos religiosos son fórmulas muertas, vacías, inadecuadas para la tarea de activar la tradición cristiana en el recuerdo colectivo. Ser cristiano de verdad es muy peligroso. Cuando la institución y los decretos y leyes sólo sirven para el autoconocimiento de la religión y auto reproducción de una Iglesia autoritaria, dogmática que rehuye de esa peligrosidad.
No hay que extrañarse de todo lo que se dice. La Iglesia es parte constitutiva del sistema que alimenta al propio sistema. ¿Por qué no ha hablado la Iglesia oficial italiana contra Berlusconi? Ratzinguer ha sido el colapso de una teología neo escolástica, aunque ciertamente nos ha sorprendido a todos en su último aporte vital-teológico. Pero, ¿qué teología puede aportarnos el nuevo Papa Francisco?
Hay mucho de sensacionalismo en los medios ante los gestos y símbolos de este nuevo Papa, muchas esperanzas y expectativas puestas en este hombre que es ideológicamente conservador, doctrinal y tradicional pero sencillo, humilde, armonizando ese conservadurismo con una exquisita sensibilidad evangélica, sorprendente. Todo apunta a que va a continuar (si le dejan) rompiendo esquemas. Los que lo conocen, muchos jesuitas, coinciden en que Jorge Bergoglio es de fuerte carácter y consecuente, capaz de enfrentar batallas. Es común escuchar que desde que lo hicieron arzobispo curiosamente se hizo más humilde y cercano con el pueblo. Hasta hoy ha sido una tónica en su vida que parece prosigue en su pontificado: zapatos viejos y usados, la cruz que llevaba de antes rechazando la del Papa, llamarse Francisco (sin la numeración: no llamarse Francisco I, como si a partir de él prosiguiera una saga), volver loco a la seguridad papal por su espontaneidad y cercanía, utilizar el papa móvil descapotable, rechazando el blindaje contra posibles atentados, exponiéndose pero, sobre todo, la profundidad teológica de llamarse obispo de Roma y no Papa.
El problema que Bergoglio puede enfrentar es la dificultad de conciliación de esta mentalidad tradicional con su sensibilidad evangélica, consecuente de verdad. No es fácil. Algunos lo consiguieron, pero tuvieron un precio que pagar: Oscar Romero, entre otros que, siendo enviado para apaciguar el fuego político social que habían encendido algunos jesuitas en el Salvador, acabó abrazando al pueblo crucificado cuando tomó contacto y conciencia de la realidad de injusticia, cuando interpretó desde el lugar hermenéutico de los pobres. Ojalá estemos ante una nueva “primavera cristiana”. Ser religioso es seguir la tradición, los dogmas. Ser evangélico, seguir a Jesús de Nazaret es tener una gran sensibilidad evangélica, humana, ser consecuente de aquello que creemos teniendo como límite el amor, el respeto al otro y a lo otro sin dejar de ser nosotros mismos, partir de que nos enriquecemos en nuestras vivencias e interpretaciones plurales.
¿Quién puede ponernos límites
si sólo podemos ser en el amor?
¿Por qué habría de asustarme la bondad? ¿Por aquello que dicen muchos de que ser bueno es ser tomado por tonto? Tal vez del bueno se aprovechen los malos, los egoístas, los injustos. Pero prefiero fiarme, y elegir el camino del bien. El camino que me conduce a los otros y a ti. Bondad es querer el bien de los otros (Benevolencia); Bondad es hablar con justicia, con honestidad, con empatía, de los otros (Bendición); es desear la felicidad en los espacios donde esa felicidad es más necesaria, más urgente y más debida (Bienaventuranza).
¿Es la ternura un límite? ¿Es bajar la guardia y mostrarme vulnerable? Puede ser. Tal vez en nuestro mundo sea más prudente aislarse tras un muro de indiferencia, de frialdad, de distancia. Pero, en el evangelio, me invitas a aprender de Ti, Señor… Y te veo tocando a los heridos, acariciando a los leprosos, levantando del suelo a los caídos, riéndote en la mesa, rodeado de gente cercana. Te veo pasar el hombro por el brazo del amigo, consolar al que llora. Te veo mirando a la gente a los ojos y adivinándoles las heridas de dentro. Y entonces quiero ser como tú, Señor. Quiero abrir los brazos y la entraña, para hacer de mi vida un espacio de encuentro, de mis ojos un faro en la noche, de mi palabra un canto en la tormenta. AMÉN!
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