por José Antonio González, El Imparcial
Cuando a finales de la década de los años ochenta apareció la versión castellana de El pensamiento débil, de Gianni Vattimo (Turín, 1936), muchas voces de nuestro medio filosófico no tuvieron el menor recato en descalificar contundentemente lo que parecía una nueva claudicación de la racionalidad substantiva a la crisis irreversible de la Modernidad. Bastantes de dichas voces emitían opiniones tan abstractas que denotaban no estar en posesión de conocimiento fundado alguno sobre los contenidos de la filosofía de Vattimo.
En cualquier caso, la situación en la que hoy nos hallamos dista de estar condicionada por el tenso debate con las posiciones de la postmodernidad, de tal modo que Manuel Cruz ha tenido a bien incluir en la colección que dirige en la editorial Herder el presente volumen, que constituye una espléndida recensión de los puntos fundamentales que dan forma a la propuesta teórica de Vattimo. Para ello el libro cuenta con un excelente estudio introductorio a cargo de Franca d’Agostini y un texto confeccionado por el propio Vattimo en el que esboza una jugosa síntesis de las motivaciones principales que han dado sentido a su obra hasta el año 2000.
Gianni Vattimo |
Más allá de las consideraciones sobre si el proyecto filosófico de la Modernidad —encabezado por Kant y Hegel- posee aún fuerza normativa en nuestro tiempo, el autor trata de encontrar respuesta al problema de cómo la filosofía occidental puede continuar prestando servicio a la realización política del universalismo de la razón, vivificada democráticamente, después de que Nietzsche, en la transición del siglo XIX al XX, descubrió la naturaleza meramente interpretativa de todos los juicios racionalmente postulables. La Metafísica occidental, que no había cesado de reconstruirse a sí misma desde la Antigüedad griega, caía fulminada junto con el sentido enfático de la noción de verdad objetiva. Treinta años más tarde, Heidegger confirmó las tesis de Nietzsche al mostrar con inusitada fuerza expresiva cómo el nihilismo civilizatorio del que éste hablaba se hacía realidad en el dominio absoluto de los imperativos de la técnica sobre cualquier otro principio en la sociedad planetaria.
Pero Heidegger también mostró un nuevo camino a la filosofía: la ontología existencial, el pensar (rememorativo) sobre el Ser (diferenciado de los entes). Más tarde, su alumno Gadamer cultivó esta senda al delinear las ideas clave de la hermenéutica —enlace fructífero de la tradición con el presente, autoilustración sobre el contexto cultural en el que se mueve la razón, extensión ilimitada del entendimiento intersubjetivo-, como estilo de pensamiento y de realización humana.
Introducción de Franca d’Agostini. Traducción de A. Martínez Riu. Herder. Barcelona, 2013. 17,80 € |
Gianni Vattimo, Vocaciòn y responsabilidad del filósofo. Introducción de Franca d’Agostini. Traducción de A. Martínez Riu. Herder. Barcelona, 2013. 17,80 €
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